martes, 11 de mayo de 2010
la patria del exilio
1.
girar los ojos como lentas ruedas de juguetes
destazar el monedero ignorando su vacío
subir la pendiente con los tobillos rotos
despedazadamente partidos
en pequeñísimas moléculas de pasos
sentirse ínfimo
sentirse como si el viento viniese a por nosotros
tal esta jornada
tal esta tristeza
tal ese niño corriendo hacia el abismo
2.
los días como los dientes de una moledora de carne
el pecho que intenta contenerse
las costillas que se abren como labios amarillos
el hambre de poder/ de saber/ decidir mañana
no puedo decir que el cielo es limpio
no con tantas arañas en mis ojos
3.
tengo una imagen atrapada con los dedos
mis dedos
ella antes de zambullirse en el arroyo
desnuda y frutalmente aromática
un copo de carne buscando el agua tibia
en un tibio verano que aún no llega
ella y su pie extendido junto al agua
ella como una estatua que transforma en sal mi deseo
que me pulveriza en mil identidades yuxtapuestas
¿acaso he de decir que la amo?
ella disolviéndose en las aguas del tibio río
ese tibio río que también me disuelve
como si brotasen agujas de reloj en sus orillas
4.
cae el telón/el día es nuestro/pero no el mañana
el mañana traerá botas y golpes en la puerta
traerá la exigencia de que yo sea uno de ellos
y no puedo serlo
y no porque no quiera
cae el telón/el payaso ha muerto
el domador yace devorado por las hienas
la muerte es simplemente otra artista
otra arista
en este puñado de cristales rotos que sostengo
que sostengo humedecidos por la sangre
de tantos y tantos que me han precedido
¿y que decir de mis recuerdos?
supongo que seguirán esparcidos
en formularios sellados y archivados con esmero
tal el camino del no regreso
tal el olvido de los que olvidan
de los que alguna vez
tuvieron cielo
5.
pido en esta noche una luna gorda y blanca
pido que los chopos parezcan nevados y tiernos
como manos cuando abrazan
pido que me oculten en su sombra
me hagan nulo
una sombra más sombra que sus sombras
un hueco en el vacío
en el espacio
pido que ni mi memoria tenga la capacidad de verme
que la espiral del tiempo me seduzca
que mi cuerpo caiga hacia su centro
infinitamente
quiero el cero
quiero la insensibilidad más no quiero la muerte
ha llegado la hora de decidir sin objetivo
ni meta
ni planes ni datos que permitan
saber
saber
saber al menos algo
es hora de encender un cigarrillo y perderse en estas sombras
y de levantar los ojos hacia la gorda y buena luna
para escupirla con lágrimas
es la hora de la más estricta desesperación en mis horarios
y estoy aquí
escribiendo este poema como si fuese un obituario
escribiendo como si todo se redujese a esto
vendrán a golpear mi puerta con pasos duros
vendrán a por mí en cualquier momento
y no habrá chopos como manos abrazando
y no habrá ternura
quisiera el cero
el inasible cero
el inaccesible cero de lo nulo
y no lo tengo
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