1.
como una tarea imposible
como introducir una aguja
debajo de la uña de una serpiente
o soplar un dragón para avivar su fuego
y así
serpiente y dragón
y tantas faunas
o perdonar al odio que se muere
sin bailar
siquiera
sobre su tumba
para vengar tantos nombres y paredes
con señales de revoque reventado
2.
vos fuiste y serás y seguramente
estás siendo
y sigo en este juego de herraduras
de clavos en los pies del anticristo
de rodillas verbalmente lastimadas
ignoro la boca de tu boca
la palabra en tu palabra
por más que
¿cómo decirte?
el viento recurra a tu asamblea
para asaltarme
por la noche
con tus sueños
3.
no es solo mirar
hay otras cosas
hay una cierta elasticidad incomparable
como estirarse al despertar entre las sábanas
sintiéndonos hermosos
y desnudos
¿lo comprendes?
el silencio y la marsopa
el hosco habitual de los horarios
la extraña sexualidad del hipocampo
y la arena
cálida
desmoronándose
bajo la espalda/el abrazo/la caricia
alguna vez el cerco
tal vez
el vidrio astillándose/los pies descalzos
la posibilidad real de ver tus huellas
en cada uno de los zapatos que dejaste
como porciones de vos
en los armarios
y también un pequeño abismo
mordiéndonos ansioso
los talones
4.
mezclar
así
sin más
agitar un cubilete a lo que salga
mover las fichas fuera del tablero
elegir la línea más ausente y aspirarla
yo siempre fui el mismo aunque cambiaba
el señor de los rincones
del cigarrillo entre los labios
mirando sin ver
decían algunos
pero siempre te veía
y eras hermosa
solo que jamás pude comprender
esa graciosa necesidad de amar los imposibles
5.
no diré que te amaba o que te he amado
solo diré que te recuerdo
es suficiente
luego
aún puedo ver los dragones y serpientes
aún puedo nombrar todos los monstruos que
entre nosotros
componían nuestra fauna en aquél tiempo
también recuerdo las paredes
las fotos y los nombres
las cabezas semovientes de la turba
hostigando hasta el límite al sopapo
y el ruido a huida
las carreras
el esconderse temblando en los zaguanes
perfumados con un simulacro de victoria
y el abrazo
el pelo enredándose en las manos
el olor a miedo liberándose en los poros
la imperiosa necesidad de reventarlo
mientras alrededor
caía gente
y así volteábamos las bestias
conjugándolo todo con el sexo
como introducir una aguja
debajo de las serpientes de los dedos
o apagar el fuego con la llama
para lograr deshacer a los dragones
en pequeñas fieras de sudor fundido
y así es el día
un almanaque enmarcado entre los dientes
y morderlo
no alivia el pasado
lo detiene
como si todo el tiempo fuese arena
desmoronándose cálida en el cielo
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