1.
en aquel camino
bordeado por largas hileras de nombres muertos
donde los rostros permanecían sin sus bocas
el dolor era una consecuencia necesaria
no así
el grito
2.
suplir por aquel entonces
las arriadas banderas con narguiles
olvidar en el sueño cada sueño
permanecer atado a los rincones
ser uno más
y ser ninguno
3.
más la cimera en la mesa de noche
centelleaba espejos
nuevas máscaras
prolongándose el cuerpo en el nuevo día
cubriéndolo todo
como un moho agotado y ceniciento
4.
pude darte un nombre
no quería
el asombro bastaba para convocarte
donde la región se desvaía en mil abismos
donde las líneas del valor se derrumbaban
en tapas de inodoro no muy limpias
como si sangrasen
nuevamente
de tus venas
5.
ahora dime
¿cuál es la correcta forma de llamarte?
tu nombre olvidado
no es solo un nombre más junto al camino
es un silencio
tal vez trágico
un hachazo en la espesura
haciendo estremecer a todo el bosque
jueves, 27 de diciembre de 2007
martirio
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1 comentario:
Los nombres no importan, sólo aquel que vive en tí. Si el olvido, requerido para sanar, no pudo completarse, si el grito volvió a surgir tras el estancamiento, entonces ¿Porque no volver a caminar junto al camino alejándose del bosque?
Cuida ese corazón, poeta.
Un saludo
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