miércoles, 16 de mayo de 2007

pasillo de hotel



1.
cuando el día se desprende de arrastrarse
suelo pensar en vos
es la única forma que conozco
de dejar de hollar la ceniza con los zapatos
y de abandonar la arena
antes del café
es la única forma que conozco
de creer que podré seguir siendo feliz
hasta mañana
o pasado mañana
o hasta la próxima lluvia que aquí se demora
no como en mi ciudad
que robaba el agua de los peces para sonreírmela en la cara
con esa ternura tan natural en los sitios nuestros


2.
¿dónde me he dejado esta vez?
estoy tan habituado a abandonarme
que suelo perderme en cajitas de fósforos
o ahogarme en el gas líquido de los encendedores baratos
pero creo que sigo estando por allí
por donde recuerdas
por donde siempre suelo estar
y cuando cierras la puerta
y te imagino caminando por el pasillo
con tu espalda desnuda y un collar de perlas en la mano
con esa naturalidad tan propia de la experiencia
me pregunto si deberé transcribir todas mis citas
sobre las citas que recubren la pintura

pero si no agitás el encendedor
o no frotás adecuadamente los cerillos
surgiré apagado
con cierta apariencia de ángel escuálido
indefensión inexorable en quien
es recuperado sin el necesario electroshock


3.
estoy hecho un asco
jamás me dices que estoy hecho un asco
quizás porque te niegas a no verme hermoso
lo que
como puede comprenderse
me favorece

te da tanto miedo mi tristeza
como a mí tu tristeza
no concebimos quizás
no ser responsables de nuestros silencios
cabezas gachas
ojos brillantes

al final terminaremos por aprender a convivirnos
por dejar pasar los buses muy vacíos
para tomar aquellos que
repletos
nos permitan sentirnos solos y muy próximos


4.
y así los caminos se duplican
las arañas se vuelven hoscas a los rincones
y las sombras carecen de contornos
se difuminan
sobre toda superficie cercana a lo que es nuestro

¿ves? soñarte desnuda en el pasillo
con ese collar de dientes en la mano
con ese paso de instancia cómoda
que sueles tener cuando me buscas
cuando me habituás al hondo de tu mano
al contacto de tu hombro
o a tu cintura
despertando en mí insomnio y frío

quizás porque temo que suceda
y que después de suceder
acaso vuelvas


5.
es un día lerdo
agotado
traicionero
un día con la noche equivocada
como muchos otros
un día de vino y cenicero
de dolor en la espalda y en las muelas

detrás del augurio de los saxos
de ese vuelo atemporal de los sonidos
que se repiten y repiten hasta el agobio
está ese día mostrándome su número
como un anzuelo que anclado en la memoria
desgarra las imágenes
las rompe
las rodea de pasillos laberínticos
en donde y cada uno está tu espalda
la correa de dientes en la mano
tu paso como de quizás vuelva de nuevo
a quitarte el billete de regreso
a vaciarte el colectivo y distanciarnos
en los opuestos extremos del hastío

y pensar que quizás no te he pagado
y pensar que no es que te falten corazones
sino que tal vez los tengas en exceso

no suelo enamorarme fácilmente
pero me gusta la persistencia de tu entrega
repetida una y mil veces con esmero

es tan largo el pasillo y tantas citas
se mezclan en el yeso con las mías
que no sé si soy el de antes
o el que viene

una espalda desnuda y un collar de perlas en la mano
una habitación sin teléfono ni memoria
una jornada de trabajo y vos sin sombra

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