viernes, 28 de diciembre de 2007

me hablaron de un arte oscuro llamado muerte






1.
tal vez en la oscuridad andrógina asexuada
se pueda volublemente atraer fantasmas
para recorrer con ellos distintas avenidas
o bailar hasta caer anhelantes
sobre una alfombra de agujas hipodérmicas
de líneas de nácar pulverizado
donde resalta la sangre aislada
pero eso es solo el vencimiento
el día después de las facturas y los bancos
de los teléfonos móviles
de los hospicios
como largas murallas berlinescas

2.
ella entre mil ellas es ella siempre
podría tal vez
marcarle con la hoja de un cuchillo
un delicado dibujo de rosas negras
o derretir caricias en su sexo
dejando que lentamente el día se prolongue
por calles y puertos
o desnudas iglesias donde un coro de orates
se deslumbra con la voz de su propio eco
pero ella es ella y ella siempre
de nada serviría decirle una señal en el oído
no por eso seguiría en mi costado
enlazada a mis costillas y a mi sangre

3.
destripar los terrones provistos por la tumba
dejar que crezcan azaleas pensamientos
como alas de cuervo en los frontales de la puerta
fundir el hierro en la ventana
desconocerme
decir que es cierto
decir que me hablaron de un arte oscuro
llamado muerte
y decir después hasta mañana
es imposible
o tal vez
solo el principio

4.
lo ojos y el aroma
las arcadas en el váter semiinconsciente
saber que estoy porque me evado
no porque prosiga o porque crea
saber que estoy porque no hay otra
no hay líneas amarillas que guíen a los muertos

5.
permanece mientras lustro tu calzado
el cuero brilla y te refleja y me sonríes
tu espalda se estira
una mano se apoya sobre ella y la pervierte
un sexo endurecido a sangre y fuego
se hunde en tus entrañas despiadado
mientras lustro tu calzado y permaneces

la noche es tan explícita
tan oscura
casi una parábola del odio
de la venganza hostil y enamorada
plena de suplicios afectuosos

tal vez al encender otra ventana
la carne que será nos trivialice

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