sábado, 14 de noviembre de 2009

elogio a las putas



amo a las mujeres que limpian sus bocas con los dedos
mientras miran los ojos
del hombre que aman
amo a las mujeres que suspiran
cuando escuchan que orinás
o te cerrás la bragueta
tras la puerta del baño
amo a las mujeres que huelen
impiadosas
la ropa interior del hombre que aman
amo a las mujeres que discurren
historias fabulosas
que siempre terminan en la cama
y con un beso
amo a las mujeres sin comienzos felices
pero con vidas ligeras como ala de pájaro
y finales sublimes como el gemido del orgasmo
amo a las mujeres que hielan mi vergüenza
espantan mi miedo
y me hacen sentir como un trozo de carne
camino de sus bocas
amo a las mujeres que devoran
que cenan mis sueños para luego amamantarme
apoyando su tibio seno contra mi boca
amo a las mujeres sin prejuicios
desenfadadas
que se quitan el abrigo para estar desnudas
dentro de la iglesia
amo a las mujeres que no cuentan sus conquistas
porque no tienen tantos dedos
que no le ponen precio a sus espaldas
porque hace tiempo colgaron
sus alas
en un armario
amo a las mujeres que no temen ser amadas
por un diablo
de 20 céntimos
amo a las mujeres que no preguntan
si es amor
o sexo
lo que obtienen
porque sea lo que sea lo disfrutan
amo a las mujeres que abren la ventana
sin nada encima
para regalarle a algún sorprendido
la esbelta visión de su belleza
amo a las mujeres que pueden ser procaces
sin procacidad alguna
que saben ser vulgares
sin serlo
ante las que se abren los ataúdes
porque al muerto se le puso dura
ante las que se rasgan las sotanas
se abjura de dios y de las penitencias
solo para poder sumergirse
en el perfume de sus muslos
amo a las mujeres que son únicas
esas putas que no cobran
por llevarte al cielo sacándote de la mierda
esas que te celebran desde el polvo
que comparten
esas que no dicen hasta aquí
sino prosigue
esas que no dicen ¿cuánto eres?
sino yo valgo
por los dos
si es necesario
amo a las mujeres imperfectas que
sin embargo
son las más bellas
las que se recuestan sobre el pecho de su amante
tímidas
para desabotonarle con sus dientes la camisa
amo a las mujeres que jamás responden
con preguntas
que no ponen límites a la codicia
de otros
por ella
la que se entrega como un regalo infinito
a aquel
que no prefiere
al ver la desesperación en su mirada
amo a la mujer altruista
que calma la necesidad con su aquiescencia
amo a las putas más putas
las que jamás
te cobrarían
un centavo
por darte todo lo que son
por un instante
la que si es necesario
te rescata
de la desolación
entre sus brazos
amo a las mujeres que otros odian
aunque en verdad
las necesitan
amo a las mujeres que jamás
serían santas
pero a las que yo
sin ser santas
les escribo poemas y les suplico
la gracia
de su presencia

1 comentario:

Ikaraku dijo...

Genial tu poema amigo!!

un abrazo.

D.Rodríguez.