jueves, 7 de febrero de 2008

encuentros





1.
como el filo
de una hoz de mentiritas
como aquella vez que él te gritaba
-no decidas por mí
jamás decidas por mí-
mientras cerrabas la puerta
limpiándote la boca

2.
los pasos son guiños cuando quieres
un buril perfilando tu deseo
tu intención
las líneas de tus medias perdiéndose en la falda

3.
el sol será domingo
vos serás un andar de sábanas
adormilada
de la sala de estar al baño
luego un fugaz resplandor en el espejo
(de aproximadamente tres cuartos de hora)
sabiendo que él te espera
como siempre
en el lugar determinado por los dioses

4.
las coincidencias son un riesgo
un salto al vacío
una señal ambigua
las consecuencias
por su parte
suelen ser manipulables
y que la vida te abra los ojos
quizás y solamente
sea una cuestión de contrapesos

5.
recuerdo tu mano
la mesa dividiendo la vista como un horizonte limitado
y el placer de saberte irreverente
recuerdo
el vaso descansando entre tus senos
mientras fumabas
adecuadamente
un cigarrillo
recuerdo como cambiaron tus ojitos de muñeca
cuando dije
sin querer quizás
(es que hablo tanto)
“a mí la mujer me gusta humana
llena de vicios y virtudes
me gusta cuando duerme y cuando regresa
me gusta cuando huele o se perfuma
me gusta como vos
precisamente”
recuerdo el vaso en la mesita
el cigarrillo en la punta de tus dedos
tu otra mano tocando tu otra boca
mientras yo te miraba fijamente
(las cosas no son como uno quiere
pero a veces las cosas se equivocan
y aparecen
casi sin querer
las coincidencias)

1 comentario:

carmen dijo...

Los recuerdos, a veces, nacen en la duda de la misma existencia. Siempre dije que creo en las causalidades y no en casualidades y me pregunto ¿Son causales las coincidencias? hace poco hablabas de fichas de dominó ¿Somos fichas que se caen por un simple soplo, inadecuado?
Siempre tan profundos tus poemas, siempre tan intensos.
Cuidate, un beso Sergio