jueves, 6 de septiembre de 2007

delicatessen

Imagen: Oleg Kosirev

1.
“algunas cosas poseen las mismas raíces de inexistencia
como dios y el tiempo
regiones vastas que terminan apoyándose sobre la fe
esquelética
rápida como una cachetada a traición o un tirón de pelo”

levanté el vaso y bebí unos sorbos
el whisky barato chocaba con la lengua y se hacia perfume
agrandé luego
los círculos húmedos sobre el mantel
antes de rozarte el rostro con mi mano

“vos no necesitás fe” te dije “tenés la cualidad de hacerme un crédulo”

sonreís ¿que otra cosa podés hacer?
sabés mi atención proporcional a la extensión de tu escote
y esta noche rozas los límites del todo
pero te gustan mis ojos y mi boca y te abrís a ellos
la filosofía de cartón piedra es solo un rodeo
una forma de decir que no somos solo cuerpos
cuerpos en los cuales la vejez sería un desastre


2.
no deseo hablar del hambre teniéndote como alimento
la tentación de morderte provocaría un gemido lejano al goce
y es allí donde deseo transportarte
es como esa forma paciente que tengo de enloquecerme
mirándote andar sin rozarte siquiera una mano
de vigilarte en la semipenumbra del cuarto
desnuda y tan procaz
tan deseable
y ese placer que hallo en la espera te desorienta
te da temor y lo lamento
pero es un orgasmo demorado
manteniéndolo al filo con los sentidos
cuando siento que mi sexo me ruega que concluya y no lo escucho
solo quedo
casi inmóvil con los ojos cerrados el rostro tenso
paladeando ese dulce dolor que no libero


3.
dios y el tiempo son hijos de la fe de todos modos
hijos de determinadas necesidades contrapuestas
hijos del recuerdo y del futuro
dos lugares que jamás podrán ser recorridos ciertamente
tu piel en cambio es fruto de tu sexo
tus senos han nacido para desvirtuar a la vergüenza
tu manera de moverte
casi desenvolviéndote de todos los pecados
para luego exponerte sobre el cuenco de la cama
como un bocado extremo
como todas las emociones en las palmas de tu mano
en la húmeda lascivia de tu boca
donde todas las caricias son palabras
no podría escribirte más hermosa
ni podría aceptar que existe un cielo donde vos
así desnuda
no te encuentres


4.
luego hablaremos de política
déjame ahora jugar con tus pezones
cavilando nuevas maneras para el goce
o hablame de las cosas que te ocupan
esas cosas que no pasan por mi carne
mi ternura/mis caricias o mi afecto
no es en realidad importante la palabra
ni el tiempo ni dios sino el hacerlos
es la única forma de que exista lo imposible
teniendo fe o poniendo mis manos en tu espalda
mientras derramo en ella la voz de mi deseo


5.
déjame estarte
así
quieta
lánguidamente inmóvil
como si fueras apenas más que la esperanza
dejame estarte como llenando los andenes
de palabras de bienvenida y de llovizna
de cabello alborotado y de paciencia

1 comentario:

Ikaraku dijo...

Vaya Sergio, este poema es demasiado sublime. Pienso lo "sublime" como aquella experiencia que inunda tus sentidos con tal intensidad que parece inevitable el desbordamiento, pero que posee la fortuna de llegar hasta el final.
Luego cuando dices: "La filosofía de cartón piedra es solo un rodeo
una forma de decir que no somos solo cuerpos, cuerpos en los cuales la vejez sería un desastre". Me parece todo un principio de religiosidad, pero que conlleva la adoración del cuerpo.
Excelso!
Saludos (D.Rodríguez)